Decía el poeta: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar” (Antonio Machado). Y de allí que continuamente estemos haciendo lo que es el camino de nuestra vida.

Nadie pretende hacer un camino sobre el mar, porque dura segundos, se esfuma entre las olas, no queda nada. O sobre el cielo, como cuando pasa un avión y deja una estela aérea de condensación (contrails)

Lo mismo pasa con el recuerdo que puedan tener los demás sobre nosotros, sobre lo que hemos hecho o lo que hemos dicho. De todo eso no quedará nada en poco tiempo. También nuestras  angustias por lo que piensen de nosotros, por nuestra apariencia o prestigio, todo será en vano, todo será una pérdida inútil de tiempo y de energías.

Lo que realmente cuenta y suma es como nos sentimos, nosotros mismos haciendo lo que es camino de nuestra vida.

Si jugamos a ampliar nuestra mente e imaginar el universo infinito que tiene millones de años, imaginando la enorme multitud de millones de seres que vivimos en este planeta. Sencillamente, solo somos uno más, como un grano de arena en una playa inmensa, como una gota en el mar, o como los cientos de nubes que van y vienen.

«Nacemos para ser felices, no para ser perfectos.» Juan Pablo II

Haciendo el camino de nuestra vida

Es como tomar conciencia que cada día, cada momento, nos da otra oportunidad de vivir y comenzar nuevamente, de escribir cada reglón de nuestras vidas.

Y si como suele pasar, la vida te cambia tus planes. Si  a lo mejor estuviste un tiempo tranquilo y de pronto aparece un desafío duro, cuando estés en medio de una lucha  de día a día ; y lo mejor no termines de ver la salida, entonces piensa… en el sentido de tu existencia.

Solo uno y cada uno de nosotros puede definir si escribir recto o torcido en nuestro camino en la vida