En la vida a veces debemos sobreponernos a nuestra situación, en ocasiones debemos olvidarnos de algunas cosas para no caer en la desesperación. Por eso a veces nos decimos las mentiras que consideramos que nos harán sentir bien.

No digo que esto esté mal o bien, simplemente es una realidad que vivimos continuamente. No hace muchos días os compartía una entrada que contenía una «canción» que nos demuestra cuanto escondemos nuestra propia realidad para satisfacer a otros, y me temo que eso pasa mucho más a menudo de lo que parece.

Pues hoy os voy a dejar otro tema, solo que esta vez no voy a transcribir la letra, tendréis que trabajar un poco más y darle al play para poder saber…

Las mentiras que nos decimos, son aquellas que nos podemos llegar a creer. Con tal de esconder nuestros miedos, esa estúpida idea de intentar que nos vean como queremos ser y no como somos realmente.

Claro, nuestro ego puede hacer que escondamos nuestras debilidades… Pero peor es eso a intentar mejorar y crecer.

Lamentablemente, no tengo la fórmula para corregir mis problemas, imagina lo que puedo hacer por ti. Solo puedo compartir mis debilidades y las acciones que he acometido e intentar que tú no hagas lo mismo en lo que he fracasado.

También puedo compartirte lo que he hecho y que me ha salido bien, aunque si miramos a nuestro alrededor puede ser que pienses que no soy más que un charlatán que quiere venderte tu libro o curso o su estrategia de crecimiento.

Solo que aquí no vendemos nada, si has observado mantenemos este espacio porque incrustamos publicidad y gracias a ella podemos (o podremos) mantener toda esta estructura y con un poco de suerte lanzarnos a otros proyectos para seguir ayudando.

Volviendo, el primer paso para corregir nuestro estado es empezar a solucionarlo y reconocer las mentiras que nos decimos… No creerlas y modificar nuestra manera de hacer.

¿Estás preparado para dejar de mentirte?